lunes, 3 de enero de 2011

EXPOSICIÓN "A pie de Quilla" (2011)







2 comentarios:

  1. EN un sitio de la Caleta, cerca del Castillo de Santa Catalina, hay un el bar con forma de viejo cascarón de barco metálico, como el de aquellos buques fantasma que nos acostumbraban a mostrar en algunas películas, llamado Quilla. El día 29 de enero pasé por allí porque sabía que Hassan Benssiamar celebraba su cumpleaños inaugurando una pequeña exposición de cuadros en aquel local. Hassan es un excelente pintor que conocí hace algunos años en pleno apogeo de su estilo impresionista. Desde entonces, mi interés por la buena pintura y su amistad me empujaron compartir unos años en su estudio de pintura, aprendiendo otra concepción de dar pinceladas con los pinceles empapados en óleo y trementina, hasta conseguir crear algo bello a los sentidos. Pero Hassan, al contrario de lo que les pasa a algunos pintores, no se ha estancado en un estilo inalterable, sino que ha seguido investigando y probando nuevas técnicas entrando de lleno en las corrientes de arte contemporáneo, pero sin abandonar un toque personal e inconfundible que se refleja en sus obras. En esta ocasión ha prescindido del despliegue mediático a que nos tienen acostumbrados muchos artistas, para invitarnos humildemente a disfrutar con unas pocas obras, expuestas en este marco incomparable y exclusivo, donde podrán verse sus obras durante este mes de enero. A pie de Quilla es el título elegido para mostrarnos sus nuevos cuadros, que versan sobre su percepción de la realidad, captada en sus ratos de ocio, disfrutados precisamente desde este lugar, donde puede disfrutarse del impresionante cuadro natural que nos ofrece la simultánea vista de los castillos de San Sebastián y de Santa Catalina, flanqueando esta pequeña playa de la Caleta. Aquí, en Quilla, tomando un café o una copita, mientras la gente se sienta para disfrutar de un rato de tranquilidad y buena vista, nos encontramos con todo un artista plasmando en sus obras la cegadora luz gaditana, invadiendo cada uno de los rincones de este lugar; una niña entretenida con algún lápiz, mientras sus padres disfrutan mirando la lejanía de ese horizonte, invariable desde muchos siglos atrás, y que nos transporta a pensar en la historia de esta vieja ciudad; la simple visión de unos ceniceros, junto a un florero y un vaso de cerveza recién tirada del grifo y su obsesión por captar la luz especial que caracteriza a estas tierras gaditanas. Todo un disfrute para los sentidos que a más de uno nos hará pensar en que la belleza se encuentra en todos los lugares que nos rodea, y sin embargo la capacidad para transmitirla a los demás sólo está al alcance de algunos afortunados.

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  2. Este articulo fue publicado en la sección de Opinión del Diario de Cadiz

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